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Los productores agrícolas de Entre Ríos requieren un promedio de 100 milímetros de lluvia en octubre y noviembre para mejorar sus cultivos.


Según el ingeniero agrónomo de la Bolsa de Cereales, Pablo Fontanini, la falta de precipitaciones desde junio y julio ha afectado gravemente el rendimiento del trigo, que sufre estrés hídrico y altas temperaturas.

En septiembre, las temperaturas superaron los 30ºC durante 35 horas, lo que perjudicó aún más al trigo. Se esperaba sembrar más de 630,000 hectáreas, pero ahora se proyecta que solo se alcanzarán 570,000 hectáreas.

La situación es más crítica en el suroeste de la provincia, donde se concentra el 40% de la producción granaria. La falta de lluvias también ha retrasado la siembra de maíz, y se necesitan unos 30 milímetros para mejorar las condiciones del suelo.

Fontanini advirtió que la situación de sequía es preocupante, especialmente en la costa del Paraná. Aunque esperan un cambio en el clima, el futuro del cultivo sigue siendo incierto.

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